Pensando en el título que yo mismo le
coloqué a este blog, habrá que ver, realmente, si eso es lo que deliberó,
imaginó, idealizó o no aquel hombre. Luego entrarán a actuar las creencias
religiosas de cada uno. Más allá de cualquier dogma estamos seguros es de que
nuestras vidas en algún momentos se apagarán. Y, aún creyéndose intocable
(seguramente), Chuck Blazer no fue la excepción a esta sentencia de la
humanidad.
Este perverso personaje, que murió el 12
de este mes de julio producto de un cáncer colorrectal, fue el informante del
FBI en el famoso caso conocido como el “FIFA-Gate”.
En 2001 me instalé en Miami y realicé, junto
a un colega, un programa sobre la Copa Oro. Transcurrieron un par de semanas desde
que había aterrizado en “La Capital de Latinoamérica” y no conocía a ningún
directivo de la CONCACAF. En la conferencia de prensa previa al inicio del
torneo se cruzó, delante de mí, un hombre con un aspecto que me llamó a la
atención. Estaba desarreglado para la ocasión. Pensé, siendo amante de las
historias de mafia, que su perfil encajaba perfecto para algún personaje que puedo
haber ensalzado en mi mente. Entendí que estaba dejándome llevar por un
prejuicio y hasta ahí llegué. Hoy, repasando aquello que viví hace dieciséis
años, comprendo que tan equivocado no estaba. No por eso tengo poderes
especiales, solo que mi suspicacia estaba alineada con la realidad.
Blazer fue el buche, el que logró que
detuvieran a varias personas con las que en alguna oportunidad negoció. Blazer
debió regresar 1.9 millones de dólares pero, ¿creen que fue todo el dinero que
recibió producto de coimas? Blazer se fue de este planeta con un estatus
criminal que lo sentenció culpable. Blazer, que perteneció a la FIFA, fue
suspendido de por vida para desempeñar cualquier tarea para dicho organismo. Blazer
mandó preso a Jack Warner, a quién él mismo convenció para que se presentara
como candidato a la presidencia de CONCACAF muchos años atrás, algo que el
trinitense alcanzó. Podría seguir. ¿Tiene sentido? Lo que hizo Blazer habla de
lo que él era. Las ratas hacen eso. Los despreciables se desenvuelven así.
Estaba podrido por fuera y también por dentro.
Un cáncer, como comenté, terminó con él a
los 72 años de edad. Podría haber perdido la vida por los problemas que parecía
en una arteria coronaria o por la diabetes.
Estoy convencido de que Blazer descansa
en paz porque a los inescrupulosos, a los siniestros personajes, les pasa eso.
Aún habiendo hecho bastante por el fútbol de Estados Unidos, fue un pésimo
dirigente. ¿O los objetivos se logran a base de logros colaterales?
Ah, y también tengo una teoría y muchos
expresarán que yo soy el cruel. Creo que, consciente de que su enfermedad
acabaría con todo, se entregó porque presumía el final y no por estar arrepentido ni por el bien del deporte.
No sé si me pone feliz que alguien así
muera, pero soy coherente conmigo mismo y siento tranquilidad de que ya no esté
entre nosotros.