Sunday, May 20, 2012

25 años después del 10


Imagino la locura que se vivirá en Nápoles y no es para menos. Un cuarto de siglo después de Diego Armando Maradona el equipo azzurro vuelve a levantar la Coppa Italia al derrotar a la Juventus por 2 a 0 en el estadio Olímpico de Roma, justamente para hacer “Eterna” la celebración.
Napoli fue superior y gracias al aporte de los sudamericanos. En todo momento supo apoyarse en lo que le brindaron hombres como Hugo Campagnaro y Juan Camilo Zúñiga, aunque la contribución esencial la hicieron Walter Gargano, quien no participó del encuentro final, y Ezequiel Lavezzi y Edinson Cavani.
Los mencionados anteriormente no son los únicos sudamericanos. La colaboración, aunque menor, existió también por parte de Miguel Ángel Britos, Eduardo Vargas, Federico Fernández e Ignacio Fidelef.
Napoli supo sacarle el jugo a un goleador temible como es Cavani. El chico que nació en Salto, que se crió en un ambiente humilde y que se formó en Danubio comenzó deslumbrado en las divisiones menores de la selección de Uruguay. Cuando viajó sin escalas al Palermo de Italia lo único que mostró fue un crecimiento ininterrumpido.
Lavezzi fue alcanzando peldaños de idolatría. Se sabe que el tifoso del Napoli es especial pero cuando uno ya no puede caminar cómodamente por la calle porque todo el mundo lo conoce dentro de la urbe, entonces estamos en presencia de una figura importante. Lavezzi, además, cuenta con un plus: es argentino. Y ser argentino en Nápoles, jugar para la institución y además hacerlo dejando huella, es una combinación que no se le escapará nunca al fervoroso fanático.
Los de Walter Mazzarri ganaron, merecieron siempre, tuvieron hambre y usufructuaron los titubeos de una Juve con resaca de campeón invicto de la serie A del calcio.
El estandarte de Maradona en Napoli sumó, a partir de este inolvidable domingo 20 de mayo de 2012, nuevas estrellas.

Wednesday, May 9, 2012

El lado B de la gloria


Luego del partido que Radamel Falcao García Zárate tuvo, para lo que fue una nueva conquista suya y del Atlético de Madrid a nivel europeo, es lógico que el total de los reflectores apunten al samario. No debería ser diferente. Igual, desde el análisis, me atrevo a apartarme, a examinar fríamente tras desparramar todas las cartas sobre la mesa  y llego a la conclusión de que Diego Simeone tiene un porcentaje altísimo de esta proeza.

Hablo del Cholo y hablo de porcentajes porque no soy de los que otorga, habitualmente, el reconocimiento al trabajo del director técnico. Me inclino más para el costado de los que defienden la teoría de que los futbolistas resuelven en el rectángulo al margen del orden que un preparador pueda brindarles.

De hecho Simeone no hizo hincapié en la táctica, sí apuntó a la mente de los jugadores. El partido lo tenía que ganar, primero, en la cabeza de sus pupilos y una vez convencidos estos, apuntar a estudiar al rival. Allí hay que valorar el desempeño de Simeone. Fue claro en el mensaje, lo entendieron quienes debían hacerlo y lo ejecutaron a la perfección.

Es evidente que este “Doctor Jeckyll y Mr. Hyde” que es el Atleti expuso su cara servible. La irregularidad quedó en Barajas, ni una ínfima estela persiguió al grupo hasta Buscarest. Necesitaba, el Cochonero, personalidad y eso manifestó porque Simeone pregonó aquello en la ruta hacia el pitazo inicial y durante los noventa minutos del choque contra el Athletic Club.

Alguna vez Simeone patentó la frase “jugar con el cuchillo entre los dientes”. Quien no reconozca que el Atlético de Madrid saltó al césped con la idea impregnada en la piel cometerá una equivocación.
Simeone se vio invadido por la satisfacción se lo notó, justamente, muy búcur, que en rumano significa alegre, contento y del término búcur derivó el bautismo de Bucarest, ciudad que le abrió las puertas a la final del torneo continental donde el Atleti mutó a FANTAstlético de Madrid.

Sígueme en Twitter: @diegopessolano