Transcurrieron
veinticuatro años desde la última aparición de la selección mayor de fútbol de
Argentina en la final de una Copa del Mundo. Fue, la de Brasil 2014, la quinta
oportunidad de levantar el trofeo. Al igual que en Uruguay e Italia, el deseo
quedó allí. Alejandro Sabella pasó y rozó la gloria y como varios de sus
antecesores creyó que era oportuno bajarse del barco.
Aquella
postura, dicen, no cayó bien en Julio Grondona, ex presidente de la AFA,
fallecido días atrás y quien siempre respetó los ciclos de sus elegidos. Podría
escribir tantas cosas negativas sobre el señor Grondona pero, ciertamente, ya
no tiene sentido. Es que no cuenta con ningún tipo de posibilidad a la
contraposición. Y, créanme, lo digo con el mayor sentido del respeto.
Alguna vez
el propio señor Grondona avisó que de la AFA iban a sacarlo “con los pies hacia
delante”. No se equivocó. En dicha apreciación también supo tener la razón.
El nuevo mandamás,
Luis Segura (mano derecha de Julio Humberto y ya ex vicepresidente primero de
AFA), se supone en el sillón de la calle Viamonte hasta octubre de 2014 cuando
habrá elecciones para conocer a quien quedará detrás del escritorio que
Grondona custodió por los pasados treinta y cinco años. Dicho sea de paso, no
conozco el fútbol argentino sin Grondona.
Ahora bien,
con la albiceleste sin comandante para el plantel hay un nombre que es el que
lidera una mini lista de candidatos y ese es el de Gerardo Martino, el Tata.
Martino
acumuló, en su joven carrera como estratega, los méritos suficientes como para
saberse con la oportunidad que la mayoría de los entrenadores de mi tierra
anhelan. Surge un interrogante. ¿Buscarán a Martino por su capacidad o para
cumplir con la voluntad del señor Grondona?
Martino fue
crítico del fútbol argentino en aspectos que no tenían que ver con el deporte
en sí ni con sus actores. No le faltaban razones y lo que argumentó fue siempre
lógico. Ocurre que en Argentina no se abre el abanico a los grises entonces
todo es o blanco o negro. O se está a favor de Grondona, por ejemplo, o en
contra de él. Grondona tenía la capacidad de sorprender y es por eso que el
mismísimo Julio iba a darse el lugar de elegir a Martino más allá de los dardos
del rosarino. En definitiva, lo dice el anillo, “Todo Pasa”.
Si es
correcto que pretenden modificar varias de las acciones de la AFA a partir de
la defunción de Grondona lo coherente sería exponer, abiertamente, que al Tata
es el mejor de los orientadores con los que hoy puede contarse. Que no hay
nadie con mayor capacidad que él, por estos días, de ser la cabeza del plantel
nacional. No importa su palmarés, no. No interesa que haya sido el favorito de
Grondona. Salvo que todavía algunos piensen que hay deudas pendientes con el
hombre.
También
espero que no surjan aquellas posturas que, obviamente las hay, hablan de que
Lionel Messi vería con buenos ojos la llegada de quien fue su técnico durante
la pasada campaña en el FC Barcelona. Messi no es el dueño de la selección, no
deben permitirle ese título a ninguno de los futbolistas. Aclaro, por la
susceptibilidad que reina en el ambiente en general, que no hay animosidad
hacia Messi. Es más, a Lio lo cargan con una mochila que no puede acarrear.
Celebro que
sea Martino. Celebraré si vuelve José Pekerman, que tantas alegrías le dio al
fútbol argentino desde la formación de jugadores ejemplares que llenaron de
trofeos la vitrina de la AFA gracias a títulos de inferiores cuando la mayor no
aporta una copa desde 1993. Los oros olímpicos de Atenas 2004 y Pekín 2008
tampoco los omito y aquello fue con jugadores más crecidos.
Saludos
para todos.
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