Thursday, July 7, 2011

Manual del Seleccionador…

… y que le consigan uno rápido a Sergio Batista.
Hoy, pese a que muchos creen que no sirve criticar con el resultado puesto, hay que comenzar a hacer un análisis. Empecemos por entender que el fútbol es un deporte colectivo y que no se puede creer que solo una persona, por más habilidad y características geniales que esta tenga, debe ser la salvación. Si una estructura está mal desde la base por más que uno le coloque la frutilla más deliciosa al postre, el sabor será amargo.
Es lo que está ocurriendo con esta Argentina de Sergio Batista. El orientador está desorientado y valga la cacofonía. Porque primero vendió un discurso “barcelonista” y más tarde salió a responder quedando en off-side ante sus propias aseveraciones. Batista trabaja pero sin brújula. No se ven modificaciones tácticas en un plantel que necesita gritos desde el costado porque no encuentra caudillos de la línea de cal hacia adentro.
Voy a arrojarle un salvavidas a quien todos quieren ahogar. Lionel Messi no es el culpable del paupérrimo nivel del combinado argentino. Es más víctima que victimario. Me cansaron con la falacia de armar el equipo en torno a Lionel. Lo lógico, cuando se tiene un fuera de serie, es estampar un estilo, un esquema al cual se le agregue el diamante. Lo último que se coloca es la piedra preciosa y entonces la joya convence.
Argentina (y no por los futbolistas) es un barco a la deriva. Perdido completamente. Jugadores mal escogidos, en funciones erróneas. Un cuerpo técnico que no pregona las variables, no piensa en el cambio de dibujo. Desde hace años reniego porque hemos dejado de producir laterales y son el alimento fundamental de varios hombres que van de tres cuartos de cancha hacia el marco rival. Si la acefalía de los costados se ha incrementado, ¿no sería idóneo perseguir un armado táctico distinto al actual? Es mejor buscar con tres zagueros, dos hombres por los costados, dos volantes de marca, un enlace y dos puntas. Aprovechemos la “mano” que nos dio Josep Guardiola al descubrir que Javier Mascherano puede ser zaguero. Si en el medio “El Jefecito” no está parando a ningún contrario. Si Ever Banega está atado y no tiene con quien descargar cuando le cierran el circuito hacia Messi. Retrasemos a Masche, ubiquemos a su derecha a Burdisso, coloquemos a Garay o a Marcos Rojo en la posición de Gaby Milito (parece más un ex jugador que hombre de selección y lo digo con el respeto que me merece un tipo como él); utilicemos a Zabaleta por derecha e insistamos –pese a que esté con la cancha cambiada- con Zanetti por la izquierda (no hay otro); metamos músculo en el medio sin importar que sean Cambiasso, Biglia o Banega (además, si revuelvo en la lista de 23 no hay más); démosle fútbol a Pastore y arriba con Leo y Tévez o Agüero, quien esté en perfectas condiciones va de cabeza.
El azoramiento se acepta porque, quizá, un conjunto no vuelque al terreno lo planificado, que un día no le salgan bien las cosas. Solo un día. Ocurre que a este tipo que se llenó la boca hablando barbaridades del ciclo anterior, no se le ve nada nuevo. Realmente NADA. 
Ojo que sabe lo que es ganar Batista... más sabe de perder. A la hora de emparentar me viene a la mente que en la AFA cometieron un yerro similar al de River Plate. Passarella creyó en el Negrito López porque le dio un hierro caliente; JJ, en una mezcla de tipo bonachón, de esos amigos que nunca te dejan a pie, de los que apenas los conocés ya los querés para siempre, dijo que sí. Y todavía hoy anda dando vueltas preguntando y reclamándose qué es lo que hizo mal. En la AFA lo nombraron a Batista por ser un "Sigrondonista". No chocó la Ferrari, porque por entonces al mejor estilo "Auto Fantástico" los Kids anduvieron aceitados y sumaron la segunda medalla de oro en Juegos Olímpicos. Lo hicieron de forma consecutiva. Claro, no con el fútbol que desplegó aquel puñado de "fieras" de 2004 que sí tenía un técnico con todas las letras en Marcelo Bielsa. Un estudioso y trabajador de verdad. Un intelectual del fútbol y de la vida. Un hombre que, probablemente, no transite el mundo por ideologías similares a las mías pero que hace que lo admire desde millones de ángulos.
El señor "Sigrondonista" tuvo la fortuna de contar con Messi & Cía en buen nivel. Si hasta el tan odiado y castigado Heinze fue estupendo en Beijing 2008. 
Esa medalla, codiciada por tantos y pequeña para quienes pertenecemos a la tierra de campeones del mundo, está enterrada. Ya es historia y nadie la robará. Ahora hay que volver a luchar, a tomar la lanza, a salir con el cuchillo entre los dientes y despegar hacia la órbita que en décadas pasadas habitamos. 
Quiero volver a lo de los caudillos porque nací en una tierra donde los paladines iban al frente en serio, aún conscientes de que sus cabezas corrían riesgos irreversibles.
Me quedé con dos imágenes de partidos de la Copa América. Ante Bolivia, Ronald Raldes se le plantó a Messi. Lo insultó de arriba hacia abajo y viceversa. Y cuando ya había descargado su biblia de puteadas contra nuestro ídolo, apareció Cambiasso que se limitó a correr a Raldes cual si fuera una de las muñecas más frágiles del universo. ¿Y el resto muchachos? ¿Así quieren ser capos de un terruño que a diario no gobiernan? 
La restante imagen fue versus Colombia. Guarín le intenta un túnel a Gago y, este último, abre sus brazos ya de espaldas al rival, arañándole la cara al cafetero. Freddy, desde el césped y luego de percatar que había sangre en su rostro, le reclamó a Gago. Y Fernando respondió con un "No te toqué Freddy, no te toqué..."
No, a los rivales quedó claro que no los tocan. Son los de enfrente los que los tocan... ¿qué digo tocan? TOQUETEAN a los nuestros. Los manosean. Mirá ahora, los argentinos, los que creen sabérselas todas están con la cola entre las patas rezando que los Dioses están en la misma sintonía para poder doblegar a una Costa Rica llena de jóvenes ambiciosos y con hambre de estropearle la fiesta al anfitrión, al que se atrevió a sentirse campeón antes del primer segundo del torneo.
En otras épocas lo iban a tocar a Maradona. El propio Diego se te plantaba y detrás estaba Ruggeri, y Olarticoechea, y Giusti, y Enrique... iban todos la frente. En la actualidad no. 
Me extraña de Carlitos Tévez, que no hay reaccionado. Sé que tiene las condiciones para calzarse a estos 22 que tiene a su lado y a más también. Ocurre que no deberían dejarlo solo. Tévez puede sacar la cara por Messi, porque Lio la sacó por él en Irlanda, aquel sábado donde el Apache no había llegado desde Manchester a la concentración de Argentina (*). 
El hazmerreír del mundo es la selección de Argentina. La misma que paulatinamente va licuando su prestigio. Tantos años de esfuerzos descomunales para construir y un puñado de meses desmoronan el camino como un simple viento a una torre de naipes.
Insisto que los reproches no deben tener como destinatarios a los jugadores aunque parte de la responsabilidad les cabe por ser cuotaparte de un grupo. Ciertamente son los que juegan, los que tienen que verse en la obligación de resolver pero hay épocas en que las ideas se esconden y el obligado a encontrarlas está de camisa, saco y corbata, con más cara de susto que estirpe de guapo y de seguro. Con más terror al fracaso que ideando una salida… una salida rumbo a la modificación repentina y feliz.
Queda el último paso para evitar la vergüenza, un sonrojo que no mermará a excepción de que desplieguen, los albicelestes, un desempeño 360 grados distinto a lo que están exportando desde el rectángulo.
                       

1 comment:

  1. a mi me parece que el pipita le dio un aire nuevo a argentina cuando entro al partido, yo lo usaria a el en vez d tevez

    ReplyDelete