Friday, July 1, 2011

América se viste de fiesta


Este viernes da el puntapié inicial el torneo de selecciones más antiguo de todos, la Copa América. Hoy se viste de gala nuestro continente porque comenzará a rodar el balón en un torneo muy competitivo, en el que se enfrentan las selecciones que, por ejemplo, participan de las eliminatorias más difíciles del planeta cuando se piensa en un Mundial; porque se moverá la pelota en un campeonato en el que hay tres protagonistas que suman nueve Copas del Mundo; en una fiesta en la que veremos al “termómetro del fútbol del globo terráqueo”.
A mí no me caben dudas cuando hablo de que Sudamérica es el medidor del nivel de juego para el resto. Cuando el fútbol de países como Brasil, Uruguay y Argentina está arriba, es imposible ante estos. No estoy de acuerdo con que el fútbol se ha nivelado, en absoluto. Me inclino a favor de aquellos que piensan que si los demás han mejorado es, en parte, porque la manifestación futbolística de los países mencionados antes ha mermado. Quizá sea tema de debate para otro blog, para alguna charla más enfocada en este asunto particular.
La Copa América tapará la barbarie vivida a partir de los descensos de River Plate y, en menor escala, lo ocurrido en el bosque platense con algunos de los hinchas de Gimnasia y Esgrima.
Sueño con una Copa América de verdad, en la que pueda ver a todo el continente participando. Yo quiero una Copa América con Estados Unidos, Canadá, Honduras, El Salvador, Guatemala, Jamaica, Panamá… que no falte ninguno. Las disposiciones dirigenciales lo impiden; nos lo niegan. Estará Costa Rica, una selección diezmada pero que a partir de los deseos de su entrenador, dirá presente. Hace muy bien Ricardo Lavolpe en viajar a Argentina con “su” Costa Rica porque, en primer lugar, no va a pasar vergüenza como se cree; en segundo término, para crecer hay que codearse con quienes se presumen superiores. Reiteradamente planto un ejemplo sencillo: si busco mejorar en el tenis, siempre me va a convenir jugar ante Roger Federer que hacerlo contra mi vecino. Quizá a Federer no le gane jamás pero cada partido le robaré algún puntito más que en el choque anterior y eso hará que crezca. Acá es lo mismo. A Costa Rica le cuadra más toparse con Argentina y Colombia que hacerlo ante Belize o Cuba. Y ojo que no quiero desmerecer a las dos naciones de la Concacaf.
A propósito de Concacaf, me enerva saber que veremos a un México alterno. Tampoco aquí persigo a los jugadores porque entiendo que los futbolistas del Tri convocados por Luis Fernando Tena van a dar el alma en cada partido. Lo que me parece un mamarracho es lo de la Federación Mexicana al dar el sí a la participación de un certamen prestigioso pero plantando en el terreno un plantel que no ve a sus mejores exponentes en él.
¿Candidatos? Los de siempre. Se cruzan por el camino de los pensamientos rumbo al 24 de julio tres claros favoritos. En mi orden, Uruguay, Brasil y Argentina. Respecto del Mundial de Sudáfrica, los que menos han modificado sus planteles fueron los Charrúas y los Albicelestes. Brasil pegó el cimbronazo, padeció una renovación a partir de la aparición de Mano Menezes en la conducción táctica de la Verdeamarela. La sangre nueva tiene nombres como el de Paulo Henrique (Ganso para la mayoría), Neymar, Pato, Thiago Silva, Dani Alves (si bien hace tiempo forma parte de la selección, se consolidó como titular ganándole la pulseada a Maicón), etcétera. Brasil tiene equipo por donde se lo mire.
Uruguay, que acumula la misma cantidad de trofeos que Argentina (14), llega al terruño contiguo con un bloque sólido. El “Maestro” Oscar Washington Tabárez acopió un logro dificilísimo en el fútbol, que un once pueda esbozarse de memoria. Los imprevistos, lamentablemente, aparecen y salvo por lesiones uno se anima a dar de corrido a los celestes.
Argentina lleva el arma de doble filo por ser anfitrión. El actuar ante su público evidencia un apoyo que más allá de las fronteras no se posee. Existe un problema y es descifrar como lidiará el plantel con la presión de desafiarse a la obligación en un conjunto donde los “caudillos” no son su fuerte cuando se habla de pilares, de hombres con carácter. Tenemos contadas excepciones como Tévez y Messi. Argentina es una cosa pensando hacia delante y otra completamente distinta si se mira hacia atrás. Las dudas no se plantan en ofensiva y con la pelota en el poder, sí cuando toca el turno de defender.
Restan horas para bañarnos de fútbol. Ojalá seamos testigos de un buen nivel, de una Copa América inolvidable, con emociones y, por lo que más quieran, sin violencia, moneda corriente en mi tierra desde hace años, décadas.


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