Tuesday, April 19, 2011

Una más de la UEFA y van…

En el mundo del fútbol no debe haber un tipo más bueno, tranquilo, adiestrable, sencillo, simple, medido, respetuoso (y la lista puede seguir) que Andrés Iniesta. El problema para el número 8 del Barcelona es que, en competiciones europeas, la UEFA es la que determina cómo un jugador debe actuar dentro del terreno y, hasta donde supe y me enseñaron, deben ser los referís los que dictaminen si existen infracciones al reglamento o no.
De hecho –ustedes lo saben muy bien- son los árbitros los que aplican las reglas, quienes sancionan cada una de las acciones que se generan dentro de un rectángulo. Hay normas preestablecidas como la suspensión inmediata a partir de la acumulación de amonestaciones. En uno de los cruces de cuartos de final de la Champions League, el de Fuentealbilla vio la tarjeta de amonestación y por tal motivo no actuó en la vuelta contra Shakhtar. Se presentó una denuncia a la UEFA de parte del comisario del partido que, desde su subjetividad, cree que la amarilla de Iniesta fue buscada, que persiguió la amonestación para sortear el viaje a Ucrania y luego llegar “limpio” a la semifinal contra Real Madrid.
¿Es posible que alguien, que un ser humano, esté en condiciones de determinar realmente la intencionalidad de lo hecho por Iniesta?
A ver, hay cosas que deben ponerse en orden. Aparentemente, por la intuición de un comisario deportivo que estima que Iniesta actuó adrede, Barcelona no contaría con uno de sus generadores de fútbol más importantes en uno de los choques fundamentales de la temporada. Una barbaridad, una nueva muestra de que la UEFA quiere, busca, persigue manipular cada vez más al fútbol. Ojo que no estoy saliendo en defensa del Barcelona, porque seguramente aparecerán quienes sientan que estoy molesto porque se trata de uno de los blaugranas. Lo hubiera dicho si le pasaba a Cristiano Ronaldo o a cualquiera de los componentes del Real Madrid o mismo a otro elegido al azar del plantel de Guardiola.
Es imposible determinar qué es lo que realmente imaginó e idealizó el manchego. El reglamento fue aplicado contra Andrés Iniesta. La sanción que le correspondió fue pagada y de buenas a primeras tendremos que aguardar hasta el miércoles para enterarnos de una resolución que podría ser ridícula.
Planteemos la hipótesis desde otros lados. Un futbolista que quiere simular una falta y es descubierto por el árbitro, resulta amonestado e incluso puede ser expulsado. Punto final, a otra historia. Si por equis motivo el silbante no lo vio ya pasa al territorio de los yerros arbitrales y que forman parte del juego como cuando no logra visualizar una infracción, o un off-side, o cualquiera de las cientos de opciones probables de un partido de fútbol.
Si un jugador de un equipo que ataca es verdaderamente consciente de que está en posición adelantada, el árbitro o el asistente no lo ven y la jugada termina en gol, al no sincerarse el futbolista en cuestión expresando que supo siempre que estaba obteniendo algún provecho de esa ubicación ilícita, entonces también tendría que ser suspendido de oficio. ¿Allí no hay subjetividad de parte de un comisario deportivo?
Me causa gracia cuando “pescan” a un jugador escupiendo a otro y el que lleva las de perder es el que salivó. Jamás supe si hubo un careo posterior al acto y preliminar a la sanción con la otra parte involucrada. Aquel escupitajo, ¿no puede haber sido en respuesta a una agresión del de enfrente? Sí, ya se. El salivar a otro, mismo a un compañero, está penado por el reglamento. También está castigada por el reglamento la agresión verbal a un rival o compañero. Tranquilamente estoy en situación de juzgar que si hubo una reacción fue porque, previamente, militó una acción.
La UEFA sigue en su tozudo camino de transformar el fútbol en un deporte de videojuegos. Qué tristeza. Ojalá se haga justicia y que Iniesta no sea sancionado. Ojalá ustedes, los hinchas, puedan disfrutar de uno de los mejores jugadores del mundo en una serie vital tanto para Barcelona como para Real Madrid.
El mensaje de la UEFA es triste porque, ante todo, le están quitando la picardía al fútbol, elemental en una disciplina que es solo para elegidos.

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