Friday, March 18, 2011

Cita con el destino en el Vicente Calderón

Once años han pasado. El Atlético de Madrid tiene a su verdugo en el peor enemigo. En el que detesta como a ninguno, al que quiere quebrar y hacerle pensar que deberá olvidarse de la Liga.
El Río Manzanares estará revuelto, como pocas veces en los últimos tiempos. Crujirá porque a su orilla la tierra sentirá estruendos cuando Fernando Teixeira Vitienes de la orden y comience a rodar la pelota.
Real Madrid llega dulce al patio del vecino. Por primera vez en mucho tiempo, gracias a la filosofía Mourinho, el Merengue avanzó a los cuartos de final de la Champions League. El objetivo es la "Décima", la decena de orejonas, aunque es imposible que le quite la vista y le reste importancia al torneo local. Es la obligación de los grandes, pelear en cuanto frente aparezca. Al margen, o no tanto, el Madrid querrá cortar la racha de vueltas olímpicas del FC Barcelona, una máquina que parece no tener freno, que derrite a cuanto oponente se le cruce, como si se pusiera al fuego una lámina plástica. Así los consume el Barça. Y no quiero desviarme del derby, porque la capital de España se paralizará. Hasta la ciudad Condal viajarán los ecos del pleito. Los blaugranas rezando por el Atleti; los rojiblancos soñando con estropear la fantasía del Real Madrid y los hinchas blancos por sumar una alegría más a la comedia que viven ante los Colchoneros.
Son tan distintos que por eso se reprueban. Es repugnancia el denominador común. Nada más que repugnancia. Uno es el equipo de los plebeyos, el otro el Real. Uno tiene una afición más cercana a la de un recital de rock & roll, el otro a la de quienes gozan de una filarmónica. Uno es barro, sudor, lágrimas; el otro pulcritud, elegancia, felicidad. Uno desespera a sus hinchas. El otro, sosiega.
Lo Real deslumbra, lo Atlético conlleva trabajo, esfuerzo, lucha, sufrimiento.
Se me ocurrió, en algún momento, hablar de las dos caras del irregular equipo de Quique Sánchez Flores y recuerdo que ahí nació una de mis frases. Me pregunté, en una transmisión, ¿qué versión del Colchonero veremos hoy, la del Atlético de Madrid o la del Patético de Madrid?
Lejos del intento de ofensa, fue lo que me ha despertado el Atleti, el que mejores réditos obtuvo en la pasada temporada, ganando dos títulos, entre ellos el de la Europa League, con partidos milagrosos, dignos de la historia del club.
Vuelvo al Madrid porque no puede pisar en falso si una de las avenidas a transitar es la de la Liga, la del torneo local. Jugará el derby con el resultado del enfrentamiento entre Barcelona y Getafe. Saltará nervioso al terreno del Calderón sin importar cual sea el marcador final en el Camp Nou. Lógicamente que a Real Madrid le conviene que Barcelona deje unidades en el camino pero de nada servirá eso si no acopia tres puntos en su batalla.
Real Madrid tiene más pro que contras en la previa. Sus jugadores atraviesan un momento ideal, sobre todo Karim Benzema. Luego de tantas dudas, de idas y venidas, de silbidos, murmullos y cuanta acción intranquiliza a un futbolista en el Bernabeu, el francés comenzó a devolver la confianza. Hay épocas en que las cosas no funcionan y el ex Lyon se dio cuenta de ello. Venía dulce su vida, haciéndose eje de la ofensiva de un cuadro que trabajara para él y que cosechó siete títulos de la Ligue 1 en fila. Claro que el torneo galo no es lo mismo que el de España. Francia se encuentra varios escalones por debajo. Si pudiéramos armar la estantería de una casa de ropa, al fútbol de Francia lo colocaría entre los artículos de segunda selección. Y el dicho habla de que en el país de los ciegos, el tuerto es rey. Así fue Karim, un atacante que hace goles (porque no es simplemente un goleador) pisando y arrollando a todos los defensores en el campeonato de su tierra. En España supo que arribó con los laureles dignos de los elegidos y que los hinchas del Madrid no le tienen paciencia ni piedad a nadie.
Incógnita lo de Cristiano Ronaldo. No está en plenitud, no llega al cien por cien de sus posibilidades físicas. De hecho Mou se quejó porque entendió que a CR7 le hubiese resultado maravilloso poder reposar 24 horas más. A este gladiador de tres cuartos de cancha hacia adelante le encanta estar presente en las más difíciles. No se borraría jamás de esta parada complicada, en este enigma que viviremos el sábado a las 5pmET.
Para desmenuzar al Atlético, precisaríamos horas y horas; páginas y mucha tinta. Lo seguro es poco. Digamos, el arquero le responde y en él tiene Quique uno de los puntos altos. La línea del fondo mostró variantes, todas las posibles. Lo claro es que Diego Godín no debe volver a la banca, tiene que ser titular indiscutido. Esto aplica para Álvaro Domínguez. El lateral izquierdo es propiedad de Filipe Luiz por una razón muy simple: es mejor que Antonio López. En el otro andarivel no me quejo de Thomas Ujfalusi, tiene corazón. Tiago genera el circuito en el medio aunque con tono monocorde. Buscan, aún, al socio ideal para que el luso pueda desequilibrar. Reyes, cuando entienda el juego, va a estar alejado de las canchas. Cuasi cometa Haley, un José Antonio en el máximo esplendor se atestigua una vez cada 86 partidos, más o menos. Elías está avanzando paulatinamente. Poco a poco va presentándose como el Elías del Corinthians.
Diego Forlán, falto de confianza de a ratos, es capaz de girar su vida en 180 grados con un abrir y cerrar de ojos. Depende, lamentablemente, del Kun Agüero. Sergio, si se pusiera el traje del asistente, del playmaker y aparatara de sí el individualismo, colaboraría con la causa. Un cortocircuito que funde al motor, a la sociedad más efectiva que el Atleti puede componer. Un tándem único y envidiado.
Restan horas, se acerca el momento. El destino de sendos planteles e instituciones está en las manos de los jugadores; bueno, en los pies y cabezas (a excepción de los porteros).
Atlético de Madrid, Real Madrid... dos estilos, dos historias, dos filosofías, UN derby.

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