Puedo creerme un afortunado por haber visto a excelentes jugadores de fútbol a lo largo de mi paso por este mundo. También por ver a magníficos goleadores, que supieron sacar provecho de sus virtudes y lograron convivir con sus limitaciones.
Uno de ellos fue Hugo Sánchez. Un físico para nada envidiable, al cual exprimió hasta límites impensados para quienes lo veían de civil caminando por cualquier calle de la ciudad que le tocara visitar. El mexicano tenía un sentido de la orientación, de la ubicación, del tiempo que lo llevó a ganar el premio al goleador del torneo de España no en una, sino en cinco ocasiones. La estadística, por sí sola, habla claramente de un futbolista que puede ser del agrado de cientos, miles, millones; o no. Ahora nadie, nadie, podrá reprobar sus números, su olfato, sus festejos.
Hugo dejó huella, cuando era cuota parte de un equipo que podía alimentarlo. Cuando debió cargarse al hombro la responsabilidad, ahí le costaba.
Hugo "chapea" todavía con los dos títulos, de torneos cortos, ganados cuando dirigió a Pumas. Nadie reprochará que el equipo jugó bien, que fue siempre superior a sus rivales; un campeón loable.
Su insistencia, perseverancia, hicieron que buscara la manera de llegar a dirigir en España. Se le abrió una puerta pese al inolvidable (mal) ciclo como seleccionador mexicano.
Días atrás, durante una entrevista que le realizaron, Hugo avisó (por enésima vez) que está dispuesto a trabajar para cualquier club de España pero si la gente del Barcelona está pensando en él, que ni se moleste en buscarlo porque dirá que no.
Mi primera reacción fue una mueca. Extendí el extremo derecho de mi boca, creyendo entender una ironía. El semblante de Hugo me hizo reconsiderar la opinión y supe que estaba hablando seriamente.
Entonces comencé a jugar yo con el sarcasmo y cruzaron por mi cabeza las siguientes frases:
- ¡Qué nervioso debe estar Pep Guardiola al creer que puede estar pensando, la directiva Culé, que si los resultados no se dan, podría perder su puesto a manos de Hugo Sánchez!
- Sandro Rosell deberá replantearse toda su campaña electoral porque decidió seguir con Guardiola como DT y no pensar en la alternativa de Hugo en su momento.
- Lo bien que lo recibiría el Camp Nou a un tipo que está identificado con el Real Madrid, "amigo íntimo" de los blaugranas.
- Hugo ganó el trofeo Santiago Bernabeu, por eso tiene los laureles suficientes como para llegar a dirigir a un equipo de los denominados grandes.
- Al frente de Almería cosechó tantos puntos y vivió una trayectoria tan satisfactoria para el club que los directivos de la UDA no tuvieron mejor idea que cesarlo en su puesto.
Hugo deberá comprender que está obligado a comenzar de cero nuevamente.
Su nombre, su condición, le seguirán abriendo puertas. Esto es lo que no tiene que despreciar. La del cielo, la del Madrid, todavía está lejos. A años luz. Pero la de Barcelona le queda tan lejos como una distancia que no tiene medición.
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