De buenas a primeras en el Santiago Bernabeu no se escuchará más la música de Shakira. Para entretenimiento del público, que por lo general arriba temprano a la Casablanca, el club disponía mostrar videos musicales en la pantalla gigante y varios pertenecían a la cantautora colombiana. Casualidad o causalidad, la novia de Gerard Piqué ya no hará que la mayoría de los hombres queden estupefactos mirando los movimientos de sus caderas. Y no porque ella no quiera o esté en desacuerdo, sino que por causa de una determinación unilateral.
Ciertas personas aseguran que no hay una campaña en contra de Shakira, que simplemente se debe a que el club busca renovar el repertorio musical y ha tocado evitar las canciones de la barranquillera.
La suspicacia es moneda corriente en el fútbol y meses atrás se hizo público el romance de la artista con Gerard Piqué, uno de los íconos del FC Barcelona, rival de siempre del Real Madrid.
Los malintencionados (grupo al cual puedo adherirme tranquilamente si entendiera que existe algo de fondo) entienden que Shakira ha sido “responsabilizada” por una relación que desde el Real Madrid la emparentan con el thriller que protagonizó Julia Roberts, “Durmiendo con el enemigo”.
Hay un dato no menor. Real Madrid, al igual que los clubes que muestran videos musicales de determinado artista, debe abonar al organismo correspondiente una suma preestablecida por derechos de autor. De no hacerlo cometerían un delito que, explicándolo en términos simples, se conoce como “piratería”. Por cada canción que un club como Real Madrid emite el importe a abonar es de € 147,89.
Esperaremos a ver que sonará en el Bernabeu próximamente y la reacción de los hinchas merengues.
Dato revelador el de la suma que debe abonar cada club al organismo que corresponde por cada video o tema musical que se amplifica, como para ponerle algo más de picante al asunto.
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